Los murciélagos son los únicos mamíferos que vuelan de verdad, utilizando para ello las membranas que unen sus largos dedos. Son nocturnos y crepusculares, y para poderse mover en la oscuridad usan la ecolocación, un sistema de sonar que consiste en la emisión de sonidos de alta frecuencia que son reflejados por el entorno y recogidos por las orejas de los murciélagos, permitiéndoles "ver" en la oscuridad.
En España tenemos 27 especies diferentes de murciélagos, que varían en tamaño, aspecto y comportamiento. Todas son insectívoras (aunque en otros lugares del mundo también existen especies libadoras y frugívoras) y están protegidas por la ley, ya que son consideradas beneficiosas para las personas. Consumen gran cantidad de insectos, ayudando a controlar plagas en las ciudades o en el campo (mosquitos, polillas, etc). Un murciélago come entre 500 y 1000 insectos (la mitad de su propio peso) cada noche.
Suelen refugiarse en lugares tranquilos, sobre todo en los periodos de letargo invernal, y también durante el día. Algunas especies usan cuevas o minas, otras pueden esconderse en huecos de árboles, y unas pocas suelen utilizar cosas y otras construcciones humanas.
Hay tres especies de murciélagos catalogadas como "en peligro de extinción" en el Libro Rojo de Vertebrados Españoles, y cinco como "Vulnerables, por lo que requieren medidas de protección y conservación. Hay muchos peligros que les amenazan: pérdida de refugios, alteración de sus hábitats, uso de pesticidas, molestias humanas durante su hibernación...
Si nos encontramos algún murciélago en casa, hay que tratarlo con cuidado. Se pueden abrir las ventanas cuando oscurezca, con las luces apagadas, o lo podemos coger con guantes (ya que pueden morder) y meterlo en una caja tranquila, para liberarlo desde un sitio alto cuando caiga la noche. Si encontráramos una colonia en nuestra casa, podremos gozar del espectáculo de verlos salir al anochecer, aunque también pueden producir algunas molestias. Si es así, hay que tener en cuenta que son animales protegidos y que aportan beneficios considerables, por lo que antes de tomar ninguna medida hay que contactar con la Consejería del Medio Ambiente.
Foto de J M Santos
Este artículo ha sido trasladado desde una revista sin escrúpulos por su autora (es decir, yo) al no haber recibido contestación alguna de la organización ni de su director Josep M. Rosell de por qué se ha dejado de pagar mi trabajo en revista Ecogestos, hacer caso omiso de todos mis intentos de contacto y seguir usando mi material no remunerado.
Por todo esto, he decidido trasladar todo el material de mi producción a mi blog, que es de mi propiedad y me lo follo cuando quiero. Es una injusticia que dejen de pagar por tu trabajo. Pero es aún más desagradable que lo hagan sin mediar una palabra, sin dar una justificación, y que además, sigan usando tu material.
No se puede trabajar gratis por varias razones:
- Por respeto a la profesión y por el valor intrínseco de tu trabajo.
- Porque crear material original y auténtico en la red exige un esfuerzo, una habilidad, una formación y un tiempo en el que has tenido que comer y beber, pagar facturas, dejar de estar con tu familia, etc: es decir, que el material no sale de la nada.
- Porque no sólo afecta al que lo hace, que pierde dinero y reputación, sino que se extiende sobre otros profesionales que deben aceptar peores pagos y condiciones.
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