miércoles, 28 de mayo de 2014

Carta de amor a un troll


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Estimado troll:

Tengo la suerte de cruzarme con muy pocos como tú en mis redes sociales, suelo encontrar gente amable, que se dirige a mí con cariño, pero como alguna vez nos hemos cruzado, me he puesto a pensar en ti.

He pensado mucho en los motivos que te llevan a sentarte delante del ordenador llenito de rabia y recorrer las opiniones ajenas buscando la ranura que te va a permitir dejar una guinda de mal rollo colgada en la red.

He visto tu ceja elevarse de satisfacción cuando has descubierto un supuesto fallo, he visto tus dientes de lobo asomando tras tu sonrisa triunfal.

Te he imaginado tecleando fuerte, cargadito de razón, como el señor con el palillo torcido en la boca que da puñetazos en la barra del bar experto en la fórmula española del debate:

Gritos + Palabrotas + Odio= Razón

Desde aquí oigo el golpe fuerte que le das a la tecla “Intro” cuando has descargado. Como el que aprieta el botón de la cisterna para mandar su mierda a un punto inconcreto del universo.

Y luego te he visto levantarte a tu vida normal de persona normal, de vecino que siempre saludaba. Te veo en la piscina de bolas con tus hijos, en una barbacoa de domingo sin camiseta, en el ascensor saludando.

Siempre saludaba.

Y me ha dado por pensar en qué es lo que te lleva a ponerte una máscara cobarde para hacer esas cosas.

Eres como el chulito de pega que grita: “Sujetadme que lo mato” en una pelea deseando que lo sujeten porque se muere de miedo.

Como el que pega el chicle debajo de la mesa sólo porque no le ven, como el que mea fuera aposta nada más que para joder al que venga después, el caballero siniestro que sólo gana batallas tristes.

Me ha dado por pensar en la falta de cariño que te lleva a buscar la atención de alguien en internet a base de insultarle, como cuando de niños tirábamos de las coletas a la niña que nos gustaba para que, por lo menos, se enfadara con nosotros.

Y me has dado una ternura tremenda.

Quiero que sepas que, en mi caso, me duras el tiempo que se tarda en darle a la tecla de bloqueo, que eso que buscas no lo vas a conseguir, que a mí de la coleta sólo se me tira una vez.

Que no voy a publicar tus escupitajos, que no te voy a dar el segundo de gloria que buscas, que no tienes razón por decir así las cosas, que pierdes la razón por decir así las cosas.

Que no tengo tiempo para tus frustraciones, que si tienes la necesidad de volcar tu rabia en alguien que no te puede devolver el golpe porque no te conoce y no te alcanza, tienes un problema de abrazos.

Que si quieres hablar, debatir, contrastar opiniones, matizar con educación, bien.

Que si quieres descargar en mi Facebook, Twitter o Blog todo lo que no te atreves a decirle a los que te han convertido en un macarra cibernético disfrazado de ser humano, mal.

Por eso esta carta es de amor. Porque lo que siento las pocas veces, afortunadamente, que me encuentro a los de tu tribu, es una pena tremenda, y unas enormes ganas de darte el cariño que te falta, como quien encuentra un perrillo maltratado.

Te quiero, troll. Pero sólo como amigo.

Saluda a tus iguales de mi parte, yo ya no puedo porque los bloqueé y, al fin y al cabo, tú siempre saludas.

sábado, 10 de mayo de 2014

La bolsa de plástico (cortometraje)


"Plastic Bag": Un trabajo muy bien hecho, realizado y puesto en escena con gran delicadeza. Las emociones que puede despertar una simple bolsa de plástico durante su "vida" hasta acabar buscando en la isla del Pacífico de plástico (que mata cada año a 100.000 mamíferos marinos) como su paraíso terrenal, en donde espera olvidar el dolor de que su "madre" lo alejara de ella cuando dejó de serle útil.

Una denuncia ecologista que apela a nuestros sentimientos, siempre con una gran sensibilidad. Forma parte de una serie de 11 cortometrajes (Futurestates) que nos dan diferentes perspectivas del mundo futuro si seguimos haciendo lo mismo que hacemos hasta ahora.

domingo, 4 de mayo de 2014

Cota-K en París - Día 1

 Bueno, pues aprovechando la estancia de doctorado de Mugen, me he venido unos días a París. En concreto, 12 días.



Después de hacer cola dos veces, porque la primera vez el de información nos lió y nos mandó a fuera a buscar la visita guiada gratis en español que hay todos los sábados a las 14:30, cuando se empezaba dentro, conseguimos ver la gran Nôtre Dame por dentro. Habíamos desayunado en un bar con vistas a la catedral justo a la salida del metro y fue estupendo, con el solecito que hacía. Aunque en España estamos ya casi en verano, aquí aún hace bastante frío.
 


 Estuvimos dentro bastante tiempo. Era impresionante, mira que ya he visto catedrales góticas, pero esta es, con mucho, mi preferida desde que soy pequeña. Las vidrieras, las columnas, la altura de las bóvedas, el aire de misterio que se respiraba a pesar del jaleo de los turistas... sigue siendo mi preferida.


 Casi al final, encontramos un lector de CDs con cascos con música de Guerrero, Victoria y Josquin Des Près. Aunque yo llevaba toda la mañana con la canción de Esmeralda (la del Jorobado) en la cabeza, fue mágico ponerle la música apropiada a este impresionante escenario. Con los pelos de punta y tres canciones después, salimos a la calle.

La visita a las torres la dejamos para más tarde, pues un amigo español que también está haciendo su doctorado aquí, nos invitaba a dar una vuelta por Montmartre.

 Subimos la colina donde se levanta la impresionante iglesia del Sacré Coeur (Sagrado Corazón), de estilo neobizantino, construida tras el asedio prusiano por dos empresarios agradecidos por haberse librado de la invasión. Los jardines estaban llenos de gente pasando la tarde y disfrutando del atardecer y la agradable temperatura que aún hacía.

 Al rodearla me di cuenta de que parecía Minas Tirith y casi esperaba ver aparecer arqueros con cascos alados entre sus ventanas.


Vista de la parte trasera del Sagrado Corazón
Minas Tirith (John Howe)
¿A que son iguales?



 Más tarde callejeamos por el barrio y nustro amigo Miguel nos llevó al puesto de verduras del señor Collignon, donde se hizo Amelìe, y poco después pasamos por la famosa cafetería donde trabajaba ella.


En resumen, un día muy completo y lleno de emociones. ¡¡A ver qué nos traen los siguientes!!

Cota-K en París

Los planes improvisados son los que mejor salen. Por eso ayer cogí un par de aviones y me planté en casa de Mugen (billetes cortesía de su mamá).
Y aquí estoy, en la Île de la Citè, haciendo cola para entrar en Nôtre Dame.
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