viernes, 25 de mayo de 2007

La Historia Interminable (primera parte)

Mira esta foto.




















Y ahora esta otra.



















Una pregunta: ¿En qué se diferencian?
La respuesta
para más adelante.

Ahora piensa en el mundo, el Planeta Tierra, antes de la aparición de los seres humanos. Había plantas (muchas) y animales (también muchos) en todos los parajes que te puedas imaginar: desierto, lagos, montes, praderas, océanos, hielos eternos... En eso estamos de acuerdo (espero). Animales que comen plantas, animales que comen animales, plantas que comen animales, animales, plantas, hongos y bacterias que comen los muertos y los deshechos de los demás.
Todo está en perfecto equilibrio; nada se desaprovecha. Todo sirve, siempre hay añgún ser vivo que encuentra la manera de aprovechar los recursos sin provocar desequilibrios. Y si se desequilibra el asunto, siempre existen mecanismos naturales que devuelven la armonía a la Naturaleza.

Vuelve a mirar las fotos y piensa en la diferencia.



















En nuestro planeta, toda la energía que entra viene del Sol. TODA, despreciando la minúscula cantidad de geotérmica o maremotriz. Una hoja capta la luz del sol y la convierte en Energía Química, que utiliza un hervíboro para caminar, la aprovecha un carnívoro para llenar su estómago y un coprófago para seguir existiendo. Y luego, al morir esos animales, esas plantas, esa Energía la aprovechan otros seres vivos (que pueden ser animales, plantas, bacterias, hongos...) para vivir también.

Energía, ¿me habláis de petróleo, de gas natural, de energía eólica, electricidad? Todo gracias al Sol. El Sol calienta las masas de aire y provoca que se muevan, hace que crezcan las plantas que se comieron esos dinosaurios antes de ser enterrados y pudrirse para formar la energía que utilizamos para mover nuestros coches, alimenta todos los recursos que utilizamos para generar electricidad.


Algo parecido ocurre con la materia. Todo lo que hay en el planeta es lo mismo que había antes de que apareceran los seres humanos, y que habrá en el futuro. Sin tener en cuenta, claro, las pequeñas aportaciones de los meteoritos o el polvo espacial.

Entonces, ¿por qué las fotos son tan distintas? ¿Qué hemos hecho las personas? ¿Qué diferencia hay?

Yo creo que niguna.

Cuando miro un edificio, veo la arena, la sílice, el hierro utilizados en su construcción y la energía gastada para ello. Cuando miro un árbol o una abeja, veo la influencia del Sol en cada uno de sus movimientos.

Pero a pesar de todo, hemos conseguido desarmonizar este planeta de una forma estupenda. La Naturaleza apenas puede con nosotros. Pero se avecina una buena.

Ayudadla a recuperar la Cordura. ¡Participad en la Ecologización de la Sociedad!


PD: Siento ponerme catastrofista, sentimental, o como queráis llamarlo, pero lo necesitaba. Me ha salido del alma.

viernes, 18 de mayo de 2007

De baja

Ya he terminado de actualizar el post de la excursión y he incluido las fotos de Cucurrita. No he puesto de otra gente poruqe AÚN NADIE MÁS SE HA MOVIDO PARA PASARLAS! La perrería es una lacra de nuestros tiempos.

Y para la información de todos, estoy de baja indefinida. Ayer fui al fisioteapeuta y me ha dicho que tengo dañado el musculo piramidal (ahí es nada), después de hacerme contorsionarme como una china circense sobre una camilla. Claro, así dicho queda muy bien, pero es bastante violento ir al médico y decirle que no sabes dónde te duele, o que te duele el culo. Porque me tuvieron que decir dónde me dolía (yo no era capaz de encontrar el dolor, es una cosa extraña) y cuando lo hicietron... vi las estrellas, y vi que era en el culo, o al menos eso que todos llamamos culo. No la rabadilla, sino la carne que todos queremos hacer disminuir. Así que estoy pendiente de otra evaluación por otro médico, y quedo suspendida de actividades de riesgo como puede ser ir a cazar rabilargos o salir hasta las tantas con los amigos.

Puede que sea un golpe del destino, pues si no estuviera lesionada como lo estoy, probablemente aún no habría tocado un solo apunte o libro. Y los exámenes empiezan la semana que viene...

Ayer, al llegar a casa, me encontré con nuevas víctimas, candidatas a convertirse en nuevas piezas de mi colección. Un ratoncito ahogado en mi piscina, un murciélago muerto que me había encontrado en la calle y había recogido caritativamente en una bolsa de plástico, un cangrejo americano y un Empusa pennata, un mántido la mar de salao que se posó anoche en la barba de mi padre. Es tan larga como la palma de mi mano, y las alas extendidas son transparentes, pero con tintes verdosos y berenjenas, como si fuese una flor. En cuanto la saque del congelador adjunto una foto.


martes, 8 de mayo de 2007

Polvo eres...

El otro día quitamos el plástico que cubría mi piscina, lleno de algas, larvas y renacuajos varios que se daban la buena vida. Dentro encontramos un agua un poco turbia, pero basante trasnparente dentro de lo que cabía esperar. Pero ¡oh, sorpresa! ¿qué mejor presente para un proyecto de biólogo como yo que aquellos cinco montoncitos que había en el fondo? Cazamariposas en mano, fui sacando por separado cada uno de ellos y los fui extendiendo sobre el suelo de pizarra para poderlos examinar mejor. No estaba mal. En cinco meses, cuatro sapos y una especie de ratón, o musaraña, o topo, o lo que quiera que fuera. Sólo sus esqueletos, claro.

El kit de disección es la cosa más útil que nos hayan hecho comprarnos en la Universidad. Gracias a él pude recolectar gran cantidad de huesos, un cráneo con restos de cerebro remojado y un par de cráneos de sapo. Pomulates me pidió los otros dos esqueletos de sapo, así que se los metí en frasco de cristal y se lo llevé a la biblioteca.
-Pomulates: ¡Que bien, me lo has traido! No tiene tanta carne como esperaba.A ver...
-Cota-K: ¡No lo abraaas....!
Pomulates lo abre.
-Pomulates: ¡Puaggg!
-Cota-K: (menea la cabeza) Ahora ya sabes como huele un sapo... ahogado.

Ahora que tengo mi propio laboratorio (invadiendo el lavadero de mi madre, todo hay que decirlo, pero el sitio es provisional) es mucho más fácil tratar los restos para poderlos conservar. Metí los huesos y todo lo que no eran huesos en un vaso de precipitados, les eché un poco de agua y los puse a hervir sobre el CampinGas. ¡El olor de sopa de sapo es algo inolvidable! Huele como... como a sapo. No hay otra palabra; no es olor a bicho muerto, ni a pescado, ni a nada conocido. Olor a sapo.
Sólo un par de minutos de cocción, que si no se convierte en puré de huesos, y los puse a secar sobre un platito de cerámica. Después de eso, me dediqué a limpiarlos con una aguja los más delicados, y con un cepillo de dientes gastado. Hay que desinfectarlos con alcohol, porque si no puede que huelan mal durante una temporada, y no es agradable si tienes que guardarlos en tu habitación. Si quedan restos, les doy con un poco de agua oxigenada. Esto también sirve para blanqueralos un poco, o eso dicen...

El cráneo de mamífero perdió los dientes (una pena) y se desarmó un poco, pero el Superglú es milagroso. De los de sapo, uno quedó reducido a espinas y el otro casi... espero poderlos reconstruir, pero tendrán que esperar hasta después de los exámenes.

domingo, 6 de mayo de 2007

Día Triste


Hoy es un día triste para el Mundo.
Goga, una de mis gatas, ha sido oficialmente dada por desaparecida. No sabemos si se la llevó la tormenta, o si ha encontrado un hogar mejor. O si ha pasado a mejor vida, bajo las ruedas de algún coche o las fauces de cualquier perro desaprensivo.

Quienes sean religiosos, que pidan por esta la más buena y bonita gata del planeta. Y quienes no, que agucen la vista y busquen a esta pequeña gata tricolor y traviesa. Ea, que así sea.

sábado, 5 de mayo de 2007

La temeraria y polémica salida al reciente Parque Nacional de Monfragüe

Viernes cuatro de mayo de dos mil siete. Las 6:30 de la mañana, suena el móvil y me levanto a oscuras para evitar que despierte a mi prima de tres años, que duerme a mi lado. Me visto con cierta dificultad después de una noche incómoda en una cama extraña y abismalmente grande.

Desayuno en el silencio de la pequeña cocina dos tostadas con queso fresco y un puñado de pasas, con cierto riesgo de vomitona por la hora tan temprana, y me bajo a la esquina donde había quedado con mis amigos. Hace un poco de frío y el cielo aún está bastante oscuro, y mis amigos se retrasan. Cuando mis dedos estaban empezando a sentir los efectos de la congelación y ya estaba a punto de echar a andar sin esperarlos más, aparecieron saltimbanqueando, entre ellas Factor-X, mi queridísima compañera de aventuras, también conocida como Pomulates.



Pomulates con una amapola real.





Llegamos a tiempo al bar donde habíamos quedado con el resto de la clase y me pongo a contar a la gente, porque soy la dele y tengo que hacer esas cosas. Cuando llega el autobús, aún faltan dos. Esperamos diez minutos, pero permanecen ilocalizables, así que nos marchamos sin ellas.

EN EL NANOBÚS...

En el "Nanobús", bautizado así por l@s Yaiug, al fondo, tengo a A(punto)-A(punto) [en primer plano] y a JJ sentados delante de mí, y a mi lado a Factor-X, que mira por la ventanilla con aire ausente. Macho-Y, mi otro compañero en las andadas de los rabilargos y del que hablaré más tarde, va sentado cerca también, junto a Babúu. Bueno, dadas las dimensiones del nanobús, todos estamos muy cerca, y nos reímos mucho. Sobre todo al pasar por Cáceres y admirar las bellas esculturas que posan en sus rotondas. Sobresaliente la parada del bus, en el pueblo de Etérea Cacereña, justo enfrente de su casa.

Al llegar al pie del collado que preside la torre del homenaje de Monfragüe, nos dividimos en dos grupos, uno con cada profesor, a elegir: Retamoide o señor Fresa. Pomulates, Eterea Cacereña, la Chumaker, Pocahontas, la Mangurria y yo nos decidimos por Retamoide. Los demás (unos 15) prefieren al señor Fresa. Ellos se lo pierden.

La muleta no me impide moverme por el monte; las dificultades son mínimas y las ganas de campo, muchas. Subimos por la solana apuntando nombres y fotografiando muchas plantas. Encinas y algunos alcornoques, jalonadas de cuando en cuando por cantuesos y aulagas, además de algunos acebuches, colorean la ladera. Uno de los últimos reductos del bosque mediterráneo que se recupera de los abusos sufridos a manos del hombre. A pesar de ser la Dehesa uno de los pocos ecosistemas sostenibles creados por el ser humano, el campo sufre.




El último tramo de escaleras es duro para alguien desentrenado, pero Factor-X y yo comprobamos que nuestras salidas como cazadoras de rabilargos dan sus frutos. En la subida hemos visto, o más bien oído, porque el profesor apenas nos permitía levantar la vista de las plantas, herrerillos con sus pollos revolanderos, pinzones con su canto penetrante que parecían seguirnos, aviones, algunos buitres leonados que se enroscaban en las térmicas y varios rabilargos, que alertaban o llamaban a su bandada. Dudamos de si el profesor nos dejaría levantar la vista aunque el buitre se nos posara en un hombro y empezara a comerse nuestra oreja.

Un rato después descubrimos que nuestro profesor Retamoide tiene miedo a casi cualquier cosa que no hunda sus raíces en la tierra (y sospechamos que a nosotros nos incluye a veces en esa categoría); el bote que da cuando menciono una araña en el pie de Etérea Cacereña es memorable. Luego nos fijamos en la expresión de horror que le cruza la cara fugazmente cuando hay algún tipo de bicho en la planta que nos está enseñando, especialmente si se trata de una arañita en su tela. Se nos ocurren algunas maldades... pero no llegamos a ponerlas en prática.

Al llegar nosotros arriba, el otro grupo ya ha empezado a bajar.¡Tenemos que ganarles! No puede ser que ellos, que son más, vayan por delante.
Nosotras subimos las oscuras, oscuras escaleras de la torre del homenaje y disfrutamos del paisaje, a pesar de algunos vértigos. Nos tumbamos unos minutos para descansar; los buitres nos sobrevuelan, junto con algún milano negro, y el viento nos revuelve el pelo.

Por orden, de izquierda a derecha: Cota-K, Pomulates, Etérea Cacereña y Chumaker.

Al bajar, la vegetación cambia radicalmente. Más alcornoques, mirtos, brezos y labiérnagos, junto con gran cantidad de helechos y musgos, cubren la ladera de la umbría. El camino es estrecho y resbaloso, lleno de barro, piedras y charcas. Las zapatillas resbalan y una tras otra tropezamos o d amos con nuestros huesos sobre el suelo. Factor-x bate el récord, e incluso es fotografiada en una de las caídas.

Para comer, nos acercamos en el nanobús a Villarreal de San Carlos. Varias excursiones de escolares y de extranjeros ya llenaban los merenderos, pero todos nos conseguimos hacer un sitio en una de las mesas. Me tumbo sobre una mesa desocupada después de terminar el bocadillo y el helado, pero no consigo dormirme. Mis compañeros se hacen amigos de los niños de primaria del merendero cercano y saltan a la comba. Hablamos y hacemos bromas con ellos, pero después de un rato se tienen que marchar. Admiramos los caballos que pacían cansados detrás de nosotros y les hacemos alguna foto.

Después de comer vamos al centro de interpretación. Se arma una buena en el laberinto de los sentidos. Como todos sabemos, las manchas de semen, y las de tónica, brillan a la luz ultravioleta, con la que estaba iluminado el recorrido. No descubrimos ninguna mancha, pero nos aglomeramos y nos damos sustos, y hacemos fotos de las caras que ponemos. Los rabilargos de la maqueta merecen una mención honorífica. De no ser por la capa de varios centímetros de polvo que les cubría, podría decirse que con el tamaño que tenían, podían habernos llevado volando hasta alguno de sus nidos para destriparnos. Tenían los hombros muy anchos y la mirada asesina; parecían nacidos de un experimento radiactivo y retorcido de algún artista desequilibrado.


Al salir nos fuimos al Salto del Gitano para ver esta planta que está protegida y se llama Adenocarpus argyrophyllus.

También había una dedalera (Digitalis taxis) en flor; la digitalina sirve para elaborar medicamentos para el corazón.Retamoide nos aclara que no se nos acurra comernosla si estamos en la mitad de la montaña y nos da un infarto. Los buitres no estaban por la labor, debían de estar durmiendo la siesta, y había poco más que mirar, así que nos fuimos enseguida.


Ya en el autobús, A(punto)-A(punto), Babúu y Pomulates cayeron ipso facto, y no tardaron mucho más Retamoide y el Señor Fresa; las fotos a los dormidos se sucedían una tras otra.

Retamoide en el séptimo cielo. La audacia de esta foto se debe a la inigualable e hiperactiva Cucurrita; ahy ue admitir que la imagen está "cucurraísima".






Y sí, yo también caí, junto a Pomulates



Intento dormir lo que queda de trayecto, pero apenas consigo amodorrarme un poco. Al parar a la salida de Cáceres, intentamos hacer planes para salir cuando llegáramos. Al final nos vence la perrería y no quedamos en nada concreto. Podían ser los efectos del oscuro y apestoso cuarto de baño que tenía el bar en el que acabábamos de entrar.
La gente, lejos de estar cansada, parece que tiene renovados ánimos de marcha; la cosa promete. Pero al llegar a Badajoz sólo seis o siete de nosotros entramos en El Guiñol, punto final de nuestro azaroso viaje.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...