Cuando nos levantamos llovía a mares. Estuvimos mirando el teléfono continuamente por si se cancelaba la aventura. Pero no se canceló. Al llegar a la parada de autobús de Campo da Barca, allí ya estaban Pedro, Sandra, Pepe y el monitor montados en el Defender rojo.
Tras atravesar la isla hacia el oeste, llegamos a Paúl da Serra, en lo alto de la zona oeste de la isla. Allí arriba estaba todo lleno de lareles y ericáceas, pero [seguir leyendo...]