lunes, 29 de diciembre de 2014

Ganchilleros locos de Madeira.

Lo que empezó como una idea peregrina al ver una falda de ganchillo a mi amiga Lau, se ha convertido en una verdadera fiebre.
En la playa  con Fred y
Estefa, ganchilleando y
ahondando en los
profundos misterios
del punto alto o PALITO

En la pandilla de amigos de Madeira, que hemos terminado siendo como una
Lau, comenzando
su primera labor
en serio. 
familia, habíamos decidido compartir conocimientos. Surgieron ideas de taller de malabares, de masaje, de cocina... y de ganchillo. Al principio pareció que no gustaba mucho, pero al final ha sido la actividad para la que más nos hemos juntado. La verdad es que al ser una actividad que no tiene muchos requisitos de recursos (una aguja, un ovillo y un poco de habilidad) ha hecho que varios de nosotros siempre llevemos encima y si surge la posibilidad de tomar una cerveza, lo sacamos mientras hablamos con los demás.

Yo, enseñando la colocacón correcta de los hilos
Al principio nos miraban raro en los bares. O cuando quedábamos en alguna plaza, los y las funchalíes también se nos quedaban mirando.

Nos sentamos en la plaza a compartir nuestras labores y surgían las más inesperadas conversaciones... 
En los bares también surgía la fiebre ganchillera. Inundábamos la mesa con lanas, agujas e hilos de colores. El dueño pasaba y nos miraba... hasta que nos preguntó que qué clase de actividades eran estas!! Al final el dueño fue listo y viendo que muchas tardes decidíamos ir a su bar, se congració con nosotros y hasta nos hacía bromas o se nos sentaba a la mesa a filosofar sobre la vida.. 
También las frías tardes de diciembre quedábamos para tomar un té. Animación total en las calles de Funchal!!
 La fiebre del ganchillo derivó en visitas para cenar, charlar y consultar dudas, y ganchilleo hasta altas horas de la madrugada, viendo un concierto o una peli en casa. Es una adicción total, en seguida sacamos las agujas y los ovillos, y empezamos a correr!! 

Esta semana, antes de las vacaciones, mis dos alumnos más aventajados, Lau y Fred, han terminado sus primeras labores, justo a tiempo para poder hacer los regalos de navidad: gorritos personalizados. 

Lau posando orgullosa con sus creaciones recién terminadas
El gorrito con orejas para Verita, de 9 meses. 

Y patuquitos con la lana que sobró, a juego. Hecho con un tutorial. Una vez que empiezas, ya no paras!!
Adicción por la lana!!!!

El gorro de zorrito que terminó Fred a las tantas el día antes de irse de vacaciones a Portugal continental. 

Lau entregando su primera obra, un gorro del Villarreal y Madeira a nuestro amigo Vic, por su cumpleaños

Y yo con mi segundo gorro de lana. Ahora a por un pañuelo!! 

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