El día de Nochevieja, vino mi familia para pasar las vacaciones aquí conmigo. Mi madre tenía muchas ganas de pasar aquí el fin de año, ya que mucha gente le había hablado de los famosos fuegos artificiales que rodean la ciudad. Mis fotos no son tan espectaculares como las que rondan por internet, pero tampoco lo pretenden. Sólo reflejar lo bien que nos lo pasamos, a pesar del cansancio del viaje.
Mi mamá, promotora de este viaje. Gracias por este regalo de Navidad. |
El pan tradicional de Madeira, el Bolo do Caco, se hacía a la vista, directamente sobre las grandes salamandras alimentadas de madera. Luego se sirve, caliente y recién hecho, untado con mantequilla de ajo.
En otro puesto se hacía la sopa de trigo, con multitud de ingredientes, en grandes marmitas de hierro puestas sobre el fuego y cubiertas con tapaderas de madera. La señora de la sopa la removía cada poco y servía en cuencos de barro.
Alrededor de las mesas de madera brujuleaban chicos y chicas, todos vestidos a la manera tradicional de la isla. Es sorprendente lo orgullosos que se sienten los madeirenses de sus tradiciones y la cantidad de gente que trabaja para mantenerlas. Trajes, canciones y bailes, oficios manuales, recetas, técnicas ancestrales...
Una "menina" sentada a la vera de la fuente. |
Y un rapaz cargado. |
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