Hoy ha sido el último día en Menorca.
Como ha amanecido bueno, hemos decidido ir con los coches hasta la bahía de Fornells para visitar en kayak algunos islotes en los que viven poblaciones de diferentes subespecies de Podarcis lilfordi.
Allí encontramos una cabra entre las ruinas del fuerte inglés. Había grietas y agujeros escondidos entre la hierba y los cardos, que crecían bien altos.
Tras ver estas lagartijas tan interesantes, cogimos los kayaks de vuelta a Fornells.
Comimos rápidamente mientras cerrábamos las maletas y nos fuimos corriendo al aeropuerto, total, para descubrir que nos habían retrasado el vuelo. Nos tiramos en el suelo de facturación a terminar de pasar datos (¡como los locos!). Empezaron a bailar las horas en el panel y decidimos pasar el control por si acaso, pero no había un alma, estaba todo vacío. Después, el cachondepo de ver qué se les había pasado a los vigilantes, varias botellas de agua, un tenedor, varios botes de crema solar... el caso es que parece que si no sabes tú que lo llevas, no lo ven.
Nos tumbamos en la sala de embarque a jugar a las cartas y se nos acerca la señora del mostrador a decirnos que había overbooking. Otra vez. Que estaba buscando tres voluntarios que quisieran dormir esa noche en Menorca y volar al día siguiente por 250€. Cuando dijimos que no, que teníamos que llegar esa misma noche a Salamanca porque había clase, dijo:"bueno, como queráis, ya veo que sois ricos"... no coments... ¬¬
Por fin, a las 22:50 nos dejaron embarcar, con más de una hora y media de retraso.
¡Se había acabado!
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