Durante la siesta, si habíamos dormido, nos íbamos al Bolín, donde había dos ordenadores con internet, también para pasar datos y esas cosas que se suponía que deberíamos estar haciendo.
A las seis teníamos que estar en los puestos de observación, dos andamios, la terraza del chalet y la torre de vigilancia de incendios. Pomulates y yo echamos a suertes quién se quedaba con la torre antiincendios, y me la quedé yo. Al final creo que salí ganando, porque allí arriba tenía la compañía del guarda del Seprona, una silla de ordenador, y sombra y brisa fresquita que te cagas, así que no pasé calor. Y unas vistas impresionantes.
Solía haber un ciervo tumbado entre las castañuelas desde antes de que yo subiera. Aprendí pronto a distinguir las motitas que eran ciervos, e incluso a encontrar sus cuernos a simple vista entre las castañuelas, lo cual no era fácil, porque son casi del mismo color. Los primeros días, cada vez que veía un punto oscuro andando por la marisma, corría a buscarlo con el telescopio, y solía ser una vaca o una yegua doñanera. Sí, a pesar de que esto es reserva biológica, uno de los grados más altos de protección en España, tiene aprovechamiento ganadero. No sabemos si esto influye en la fauna autóctona, ¡pero lo vamos a averigüar!
A lo largo de la tarde iban apareciendo más machos y hembras acompañadas de su cría y/o su hembra joven. Era entretenido ir apuntando sus posiciones en el mapa, y su comportamiento. Pero este año, como la berrea empezó antes por culpa de este veranito tan fresquito, pronto empezó a ser aburrido, alrededor del día 15.
Aquella atalaya me permitía ver muy MUY (y cuando digo muy es muy) cerca milanos (Milvus milvus), águilas calzadas (Hieraaetus pennatus), abejarucos (Merops apiaster) que pasaban todas las tardes alborotando, y muchos estorninos descarados (Sturnus vulgaris).
A las ocho y media o nueve cuando empezaba a oscurecer y ya no se veía ni un pijo, recogía las cosas y me bajaba. Poco después llegaban los de los andamios, (Pomulates y Jero The Boss, o poco después, Franki), ducha y cena. A veces salíamos de marcha a Matalascañas.¡Pero este año nos lo vamos a pasar mejor!
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