¡Cota-K cocinando en directo en una cadena nacional!

El principio del vídeo, me presento y presento las recetas que voy a hacer, y en el minuto 33:27 empieza la elaboración. ¡Luego, justo en el último minuto vuelvo a aparecer para despedir el programa!

Espero que os guste. Después de haber pisado muchos escenarios, dando conciertos y representando musicales, es la primera vez que voy a la tele. Inés Ballester es una presentadora muy simpática, se pasó todos los anuncios hablando conmigo para luego poder preguntarme cosas. 

El programa AQUÍ. Tenéis que buscar el programa TDM (te damos la mañana) del día 15/6, Parte 3. Minuto 00:00, 33:27 y 55:00.

Ahora os cuento cosas del "backstage". Primero, para los que preguntéis, el delantal es mío. Le tengo mucho cariño, me lo regalaron en Navidad y lo uso siempre, con él me siento bien el la cocina, así que me lo llevé a propósito.

Yo llegué con mi tita a los estudios de Valtierra, en Boadilla de Monte, a las 10 o así para poder hacer un pan de muestra. Pero la cosa salió chunga (la mezcla de harina escaldada para el pan de mandioca se me quedó no newtoniana, vosotras que ya sabéis de qué hablo, y no hubo manera de arreglarlo). En esas estábamos cuando me llamaron para maquillaje, así que no me dio tiempo para empezar otro...

 

Las transformaciones en maquillaje

Con Almudena, la simpatiquísima cocinera de TDM

Además, yo pedí harina de arroz, y resulta que no la encontraron (o no se acercaron a Mercadona, porque no concibo un mercadona sin harina de arroz, es para denunciarlo...). Así que tenía sólo 250g para todo. Y normalmente el pan se lleva algo más de 125g, aunque tenga en la receta esa cantidad. Y las madalenas de Guadalupe (los bocaditos pecaminosos de Lupe que van rodando por el feisbuk) también llevaban harina de arroz... así que, como no había para todo, para hacer las de muestra usamos maizena, aunque yo no pudiera comerlas. Así que con maizena (y un bote de crema de cacao equivocada que había traído, que era para diabéticos, así que llevaba lácteos) hicimos los minibizcochitos que salen al final del programa.

¡Mira, si parece que llevo toda la vida en la tele!

Luego yo me llevé las dos que horneamos allí, porque aunque usé ingredientes como para 16 madalenas, no pude usar toda la masa por las prisas que me metía Almudena, la cocinera, que estaba fuera de plano como apuntadora y para indicarme si se me olvidaba algo o marcarme el ritmo.

Con Inés Ballester, durante el programa

Por otra parte, por si acaso yo había llevado un par de panes y una trenza horneadas el martes (el programa se hizo el viernes) y un paquete de harina de mandioca de los míos que compro en Lisboa (marca Globo) aunque también puede comprarse en Elvas o en Borba, por si no la encontraban.
Efectivamente, había comprado un paquete de tapioca (que es la harina de mandioca en granulitos) y un paquete de harina de mandioca tostada de marca Yoki, que por la foto era para hacer farofa. Ninguna me servía para el pan. 

Los panecitos eran más que nada para figurar, porque sabía que iban a estar más tiesos que la mojama. La trenza se rompió en el viaje en tren, así que me la cené. Pero los otros panecitos fueron mi salvación, porque no nos dio tiempo a hacerlos... Al acabar el programa, se acercaron a comerse las magdalenas. Inés se iba corriendo para coger el AVE, le pegó un pellizco a la minibaguette y dijo que estaba muy rico y que se lo llevaba para comer en el tren. ¡Mi pan tieso de tres días! El otro bollo también sufrió unos cuantos pellizcos por parte del equipo, y a la gente no le disgustó. Los que horneamos se quedaron allí para la gente que se quedaba a comer. Los restos de las masas se bajaron conmigo a Badajoz y las he metido en el congelador, a ver si se pueden aprovechar algún día.

El último bocadito pecaminoso... del día, claro.

También, si veis el vídeo, en la primera intervención hay mucha diferencia de aturas entre la presentadora y yo, y el la segunda estamos más igualadas. Eso es porque Inés se quitó los taconazos para cocinar (y las medias y todo allí en medio del plató... aunque estaba tras la encimera, detrás de ella había un horno en el que se reflejaba todo, todo, como podéis apreciar. Pues el regidor, que tenía más ganas de cachondeo que yo qué sé, la estaba mirando en el reflejo y poniendo caritas...)  El mismo regidor, en directo, me gesticulaba diciéndome que no me iba a escapar sin cantar, y de hecho, Inés y los tertulianos me lo pidieron. No sé cómo, pero esquivé el peligro con un buen capotazo...

Farofa con harina de mandioca tostada Yoki

Y como si no hubiera cocinado suficiente, al llegar a casa de mi tía se nos ocurrió usar la harina de farofa para eso, hacer farofa. No la había hecho nunca, pero recordaba perfectamente la receta de Ligia: carne sobrada del día anterior, verduras, (la cebolla es esencial), jamón y todo lo que quieras, se rehoga todo un poquito y se añaden un par de puñados de harina de farofa (harina de mandioca tostada) y "un ovo" (un huevo) . Yo no las tenía todas conmigo, pero ¡estaba de muerte! Y es muy rápido. Hoy la vuelvo a hacer. El sabor recuerda a las migas (creo, porque hace tanto que no tomo harina de trigo que ya no sé si recuerdo esos sabores...) pero fue el mejor plato para celebrar ese día tan emocionante. ¡Y estaría dispuesta a repetirlo!

Luego me quedé de canguro con mis primitas guapísimas, qué bien que se portaron pintando Phineas y Ferb y luego cenando y acostándose sin rechistar. Al día siguiente, coger el tren después de comer para volver a Badajoz. 5 horas y media de traqueteo, frío infernal y un revisor que me despertó de la siesta y no pude volver a dormirme. Pero al final volví sin demasiadas consecuencias (por mi enfermedad y lo que me alteran el cuerpo los cambios, es más seguro para mí ir en tren, que puedo usar el servicio y no tengo que chillarle al autobusero que pare en el pueblo más cercano y me espere a la puerta de algún bar a que vacíe...). Vi un montonazo de milanos negros, ratoneros y lo que creo que por el color era una águila perdicera, y los conejitos correteando entre sus madrigueras. Vi rabilargos, y me puse triste al acordarme de que lo de coger datos de rabúos se había acabado para mí (creo que injustamente...). Pero la puesta de sol era preciosa, como sólo saben hacerla en mi tierra. La vida me lleva por otros derroteros. Mira que si termino viviendo de la cocina "sin"...