Así que puse las luces de emergencia y me preparé para bajarme para recogerlo y al menos apartarlo de la marea de coches, cuando me veo que le pasa por encima un autobús. En ese momento me temí lo peor. Y es aquí donde entra la ecuación de Schrodinger: desde el momento que le cubrió el morro verde lima del autobús hasta que terminó de pasar, el gatino tenía las mismas posibilidades de estar vivo, que de estar muerto, vamos, que era como si estuviera vivo y muerto a la vez. Intenté mentalizarme de lo que podía aparecer cuando pasara el autobús infinito aquél, pero no fui capaz. Lo único que podía pensar era que por favor, que no se moviera ni un pelo, que se quedara quieto... y eso hizo, por suerte. Tras el bus pasó otro coche y ya (¡por fin!) se puso el semáforo en rojo y se quedaron los coches quietos. Me lancé fuera del coche y le pedí al que había posado su morro sobre el gatín que echara un poco para atrás, y en cuanto me llegó el brazo lo agarré con la mano y lo metí en La Forgu.
Así que ha vuelto a nacer. No estaba ni mojado, con la que ha caído estos días, así que pensamos que se ha podido escapar de alguna casa, porque está muy gordito y muy sociable.; sabe hacer sus cositas solo si se le enseña la gravilla y come pienso "de loz pequeñoz". El problema es que en el lugar donde me lo encontré no había casas, sino un polígono industrial.
Ya tiene dueño, el viernes irá a su nueva casa, con una niña que la semana pasada nos pidió un gatito. Electrón, como lo bautizó Mugen esta mañana, tiene 3 meses y aunque lleva solamente unas horas en casa, ya nos hemos encariñado con él. Será una despedida triste el viernes :(
¿Vosotros pensáis que las casualidades existen?
Una historia maravillosa! y muy dulce, al leerla se me detuvo el corazón e imaginaba el bus...es precioso!gracias por rescatarlo♥
ResponderEliminarHola, Kitara! A mí también casi se me para, la verdad es que casi no sabía reaccionar... pero ahora que lo tengo en mi regazo, hecho un rosquito y ronroneando, me alegro de haberlo podido hacer.
ResponderEliminarUn saludo, y bienvenida al blog!
¡Qué chiquinino el gatino! Y qué grande tu corazón y tu acertada decisión.
ResponderEliminarajajaja, que cosita tan linda, pero ¿por qué no te lo quedas? Con el cariño que le habeís cogido, aay si fuera mayor ya verías como nadie lo quería al pobre, vamos que me ha recordado a una gatita muy linda que se encontraron dos personajes, y resulta que como la gatica era mayor nadie quiso hacerse cargo de ella, y encima cuando VI que le crecia la panza pero seguía siendo delgadita de las patitas, leche, que estaba preñaita la muy... ¿y quien se hizo cargo de ella hasta que dio a luz a cinco lindos gatitos? http://pabloalcazarfotos.blogspot.com/2010/06/madraza.html pues el mismo que la recogio, porque si una gata adulta no la quiere nadie, imagina una con cinco bolitas de pelo de regalo en su pancita. jeje, que recuerdos. Me alegro que hayas podio encontrale un buen hogar, yo teniendo campo y más gatos me lo habría quedao, aunque quien le dice eso a quien manda en tu casa (la mama y el papa). Recordemos a Andrómeda, http://pabloalcazarfotos.blogspot.com/2010/08/los-gatunnos-se-fueron-2-parte.html que esta mu feliz en su casita (mi casa, bueno ahora es suya, a mi me permite vivir con ella). un besazo enorme!!
ResponderEliminarPos si, Pablete, lo que pasa es que nos lo habían pedido la semana pasada, y era perfecto, porque era tan bueno y tan pequeñito... pero bueno, la próxima ya se vera, jeje, que siempre somos los mismos los que nos encontramos los gatitos...
ResponderEliminarUn beso para ti y una caricia para Andrómeda! la pobre, lo bien que está ahora!
¡Qué preciosidad! Y qué suerte que se encontró contigo... :)))) Me alegra que ya le hayáis encontrado hogar. Besos
ResponderEliminarOhhh!! que guapo el gatico!! Casualidad, casualidad...la verdad es que es una historia de esas que te hacen reflexionar sobre las casualidades! De cualquier manera fue una suerte! Un besazo grande!
ResponderEliminarLa verdad es que yo aún no me lo explico... fue uno de esos caminos del destino, si te dejas llevar sin pensar demasiado, al final terminas haciendo algo o llegando a algún lugar en el momento preciso en el que tenías que estar. Y no encuentras explicación para eso. ¡Yo ya no creo en las casualidades!
ResponderEliminarUn beso mu grande y espero que todo te vaya bien, Belenchu!! A ver si nos vemos un día!
Preciosa historia. Me alegro que tenga final feliz. Enhorabuena por la hazaña. Feliz entrada de año. Un abrazote. Tino
ResponderEliminarSaludos a tu padre y a tu abuelo.
Hola, Tino!! Muchísimas gracias por pasarte por aquí. La verdad es que fue una suerte que todo acabara bien.
ResponderEliminarQue tengas feliz año y el resto de ellos también!
Besines!