Entramos por la cola y seguimos un camino entre olivos y retamas. Estuvimos viendo bandos enormes de gorriones morunos (Passer hispaniolensis) y de jilgueros (Carduelis carduelis) (Pomulates se sorprendió de verlos fuera de una jaula)
cogujadas(Galerida cristata), bisbitas(Anthus pratensis), mosquiteros comunes (Phylloscopus collybita), y vimos por primera vez un colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros)
.
Nos paramos cuando llegamos a una orilla bien llena de patos y montamos los telescopios. Había muchas avefrías o aguanieves (Vanellus vanellus)
un montón de ánades frisos (Anas strepera)
nadando alegremente, reconocibles por el espejuelo blanco, la cola negra en machos y el dorso pardo, y muchísimas cercetas comunes (Anas crecca),
pardas con una mancha verde brillante en la cabeza; éstos estaban mezclados con patos cuchara (Anas clypeata)
con la cabeza verde, pecho blanco y laterales de color canela, y ánades reales (Anas platyrhynchos)
que tiene el cuello y la cabeza verdes y el espejuelo azul (los machos). También vimos por primera vez ánades rabudos (Anas acuta); Toni no nos dijo nada, sólo cuando estábamos mirando dijo: ¡Éste es el pato más bonito del mundo! y nos lo enfocó, a ver si éramos capaces de adivinar lo que era.
El ánade rabudo tiene el pecho blanco, el dorso gris y la cabeza y la cola oscuras, y es mucho más elegante que el resto de patos. Al fondo había varias pandillas de gansos (Anser anser), en la orilla opuesta, que de vez en cuando se asustaban y levantaban el vuelo, arrastrando a los demás patos del embalse detrás.
En los campos que rodeaban el embalse se veían las manchitas blancas de las grullas pastando y se escuchaba claramente el trompeteo. Pomulates y yo estuvimos de acuerdo en que sonaban como el chirrido de un columpio oxidado.
Seguimos rodeando el embalse en el todoterreno y nos bajamos para ver de cerca unas tumbas excavadas en una piedra de granito. Pomulates estaba dispuesta a tumbarse en el sarcófago para hacerse una foto, pero cuando cayó en la cuenta de que había habido muertos allí mismo, se le quitaron las ganas.
Al volvernos a subir al todoterreno de repente vimos alzar el vuelo a un puñado de fochas y, entre ellas, una mancha blanca. Nos detuvimos de golpe y enfocamos con los prismáticos rápidamente; Toni nos dijo emocionado que se trataba de un tarro blanco (Tadorna tadorna), un pato bastante difícil de ver.
Terminamos en un lugar precioso, viendo la puesta de sol y escuchando las carcajadas de los ánades reales, que siempre cantan como si se estuvieran partiendo de risa.
Desde allí se suponía que íbamos a ver a las grullas entrar al dormidero, pero de momento habían dejado de verse y escucharse.
Al rato se hizo de noche y nos fijamos en que había salido la luna, que estaba llena; nos dijo Toni que por eso las grullas aún no se acercaban al dormidero. Así que nos quedamos con las ganas de censarlas. Pero pasamos una buena tarde y vimos muchos pájaros. Llevábamos casi un mes sin ir al campo, (exceptuando la excursión de tres días a la Serena de Fauna Silvestre, que no he posteado por falta de tiempo) y ya estábamos que nos subíamos por las paredes. ¡Necesitábamos campear!
PD: Era bastante difícil hacer fotos a los bichos, pues estaban muy lejos, y un post de este tipo sin gráficos era un poco royo, así que he tenido que hacer un poco de trampa... las fotos de los bichos esta vez no son mías, las he tenido que buscar en la red, gracias a todos. Pero los paisajes sí que son míos, ¿eh?
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