Ecologización (I)

Copio la introduccion de la revista de ecoportal, q me ha encantado más de lo normal esta semana. Por R. Natalichio.

Generar conciencia y alentar la participación para vivir en un mundo mejor

Existen miles de Organizaciones Ambientalistas dispersas lo largo de todo el planeta que agrupan, ya sea participando activamente, o simplemente aportando dinero u otro tipo de apoyo, a millones de personas.
Estos colectivos realizan día a día grandes esfuerzos por aportar sus importantes granitos de arena (o semillas) a este objetivo común, que es reverdecer a la Tierra.
A estas personas nos unen esencialmente dos cosas: la primera es haber tomado conciencia sobre los graves impactos ambientales que está generando la actividad humana en el ecosistema local y/o global y la segunda es haber decidido hacer algo al respecto.
En un artículo anterior decíamos que todos los seres humanos somos intrínsecamente ecologistas, pero que falta algo. Pues bien, lo que falta es que esos millones que somos los que ya estamos haciendo algo para detener la degradación del planeta, nos convirtamos en una mayoría capaz de tomar decisiones.

Para eso hace falta en primer lugar concienciar a la gente, en todos los niveles, ricos y pobres, niños y ancianos, campesinos y habitantes de grandes ciudades. Y entonces la segunda etapa será más fácil, se dará casi por inercia. Las personas, como seres sociables, tendemos a juntarnos, a unirnos si tenemos alguna excusa para hacerlo y salvar al mundo parece ser una excusa bastante convincente.

Todos los días nacen nuevas Organizaciones Ambientalistas. En su gran mayoría comienzan siendo una idea de una persona que suma a otras, o surgen de una charla entre amigos, compañeros de trabajo o de estudios . También de quienes se unen espontáneamente a partir de la aparición de un problema ambiental que los afecta.

Cada una elige un lugar desde donde empujar, desde donde resistir, elige sus armas y define sus estrategias. Como en un juego, pero en la vida real, donde los errores pueden pagarse muy caro y los esfuerzos a realizar para poder seguir adelante son muchos. Pero las gratificaciones también son reales.

Los integrantes de esas organizaciones invertimos uno de nuestros bienes mas preciados, el tiempo. Para ello restamos tiempo a nuestras familias, a nuestros pasatiempos favoritos, a nuestro descanso; también resignamos cosas como dinero, comodidades y hasta calidad de vida.

Pero lo hacemos con la convicción de que ese tiempo es la mejor inversión que podríamos estar haciendo, porque es la que nos ofrecerá los mejores beneficios. Dedicar tiempo de nuestras vidas a luchar por un ambiente sano, por un planeta saludable, por condiciones de vida dignas para todos sus habitantes, no solo nos dignifica como personas, sino que además es el mejor regalo que podemos hacerle a nuestros hijos.

Generar conciencia y alentar la participación parecen entonces ser los mejores caminos a tomar para que un mundo mejor sea cada vez mas posible.