Republico este post porque hubo un probelma técnico al publicar desde el teléfono móvil y no me he dado cuenta hasta hoy.
En mi cuarto hay un cuadro. Menos mal que este no da tanto miedo como el de la otra vez... pero está torcido. |
Al final, ayer viernes me han dado la condicional. Es decir, que aún no se ha resuelto el caso (no saben exactamente lo que tengo ni por qué) pero el resto de pruebas de momento me las pueden hacer de manera ambulatoria. Menos mal, porque ya empezaba a sentirme como un clic, un muñeco playmobil, sin poder doblar los codos de tantos pinchazos como me llevan dados en la última semana. Entre uno y tres análisis de sangre al día... ¡no ha vena que lo soporte durante mucho tiempo!
Síndrome del Clic |
La enfermera tempranera, con su cara de pocos amigos. |
Poco antes de mediodía entró en mi habitación la cocinera, para decirme que habían encontradao en su despensa un paquete de macarrones Gallo. Yo, desilusionada, le expliqué que útimamente Gallo había cambiado sus pastas para celiacos y ya no eran sólo de arroz, sino que llevaban más cosas y ya no podía tomarlos. Al rato vino, con el paquete para que viera que sí, que eran de arroz. ¡Menuda reliquia! Pero cuando aparecieron con la bandeja un ratito después, a pesar de que no son los mejores macarrones, me los comí con mucho gusto, a pesar de que llevo más de un mes sin apetito. Venían salteados con un picadillo de jamón serrano y champiñones. Además, de segundo traían un buen filete de mero con calabacines a la plancha. Nunca había comido mero, pero me encantó, estaba buenísimo.
Por la tarde vino a visitarme el internista, que me da un poco de miedo. Ya mi doctora me había advertido, de que un chiste no me iba a contar, pero claro, yo no he ido al hospital a que me cuenten chistes. Sin embargo, ha sido gracioso a su manera. Y está empeñado en descubrir qué me ocurre. Pero a la luz de las pruebas de esta semana (voy a salir fosforita del hospital, brillando en la oscuridad, de tanta radiación), las que quedan me las puedo hacer de manera ambulatoria y no tiene mucho sentido que me quede más tiempo. Así que la semana que viene volveremos a la misma hora en su canal de siempre.
Las chicas de la cocina me dijeron que habían comprado pepino especialmente para mí, y por lanoche me han traído una ensalada de pepino y cebolla, y una cena muy paraguaya: filete de ternera y arroz rehogado. Para el postre, piña en almíbar, muy refrescante.
La verdad es que la estancia en el hospital se ha hecho mucho más llevadera de lo que había pensado, sobre todo se me hacía cuesta arriba pensar en el asunto de las comidas: habiendo leído tantas historias aterradoras de los celiacos en los grupos de feisbuk, me esperaba cualquier cosa! Además, el apoyo de todos vosotros, que casi he sentido como si hubierais venido a visitarme, ha sido fundamental. Mi médico se sorprendía del ánimo con el que estoy enfrentando esto, pero ¡una gran parte os la debo a vosotros!